«Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.»
Salmos 119:105
Imaginemos que llegamos a un lugar que no conocemos y que en el momento que llegamos el lugar está en tinieblas, entramos al lugar y comenzamos a tropezar con todo, y al tropezar caemos, y no sabemos en qué apoyarnos para levantarnos, así mismo es la vida de todo hombre sin la guía de Dios, es una vida de tropiezos, de caídas y más caídas, de dolor, amargura, enojos, ira, pleitos, desesperación, problemas, nunca está feliz, es una vida que se vive a oscuras, pues nunca sabe el mal que le viene, entonces viendo Dios esta gran necesidad del hombre de ser guiado, le dio leyes o estatutos, y todos ellos son para el mismo bien del hombre, de su diario vivir y de su alma, pero el hombre en su soberbia cree saber más que Dios y quiere caminar en el mundo sin la luz de Dios, quiere resolver todos sus problemas por su cuenta, olvidándose de Dios, y de su palabra, más el que decide acudir a Dios se da cuenta que su palabra es la luz que le faltaba a su vida, conoce y aprende a andar en luz, andar bajo las leyes de Dios que sanan el alma, ya no hay tropiezos pues la palabra le da luz para evitar tropezar y caer. Decide hoy si quieres seguir viviendo bajo la oscuridad del pecado o acudir a la luz de Dios, esa luz está a tu alcance siempre, sólo debes arrepentirte y decidir caminar bajo su luz. Su palabra!
Salmos 119:105
Imaginemos que llegamos a un lugar que no conocemos y que en el momento que llegamos el lugar está en tinieblas, entramos al lugar y comenzamos a tropezar con todo, y al tropezar caemos, y no sabemos en qué apoyarnos para levantarnos, así mismo es la vida de todo hombre sin la guía de Dios, es una vida de tropiezos, de caídas y más caídas, de dolor, amargura, enojos, ira, pleitos, desesperación, problemas, nunca está feliz, es una vida que se vive a oscuras, pues nunca sabe el mal que le viene, entonces viendo Dios esta gran necesidad del hombre de ser guiado, le dio leyes o estatutos, y todos ellos son para el mismo bien del hombre, de su diario vivir y de su alma, pero el hombre en su soberbia cree saber más que Dios y quiere caminar en el mundo sin la luz de Dios, quiere resolver todos sus problemas por su cuenta, olvidándose de Dios, y de su palabra, más el que decide acudir a Dios se da cuenta que su palabra es la luz que le faltaba a su vida, conoce y aprende a andar en luz, andar bajo las leyes de Dios que sanan el alma, ya no hay tropiezos pues la palabra le da luz para evitar tropezar y caer. Decide hoy si quieres seguir viviendo bajo la oscuridad del pecado o acudir a la luz de Dios, esa luz está a tu alcance siempre, sólo debes arrepentirte y decidir caminar bajo su luz. Su palabra!