“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase” -- Génesis 2:15
Dios designó a Adán para que cuidara del Jardín de Edén. Fue después que el hombre hubo pecado que Dios maldijo la tierra, pero no al trabajo en sí, al tratar de ganar el sustento de la tierra, el hombre encontraría penas, sudor y frustración. Pero el trabajo no lleva su maldición, es parte de nuestra vida, de nuestra necesidad de creatividad y de ser útiles. Cuando cedemos a la ociosidad es mayor el peligro de pecar.
No debemos olvidar que Dios mandó a Su pueblo que trabajara "seis días trabajarás, y al séptimo descansarás"
El perezoso es "desordenado" e "indisciplinado" y si un hombre no quiere trabajar, que tampoco coma.
El Señor Jesús es el ejemplo supremo como Trabajador laborioso. "¡Qué días de duro trabajo fueron los Suyos! ¡Qué noches de oración laboriosa! Tres años de ministerio le envejecieron. "Ni aún tienes cincuenta años", le decían ¿Cincuenta? ¡Solamente tenía treinta!
El creyente trabaja, no sólo para suplir sus propias necesidades, sino para ayudar a otros que están en necesidad.
Aun en la eternidad trabajaremos, ya que en Apocalipsis dice: ...y sus siervos le serviran.
Dios designó a Adán para que cuidara del Jardín de Edén. Fue después que el hombre hubo pecado que Dios maldijo la tierra, pero no al trabajo en sí, al tratar de ganar el sustento de la tierra, el hombre encontraría penas, sudor y frustración. Pero el trabajo no lleva su maldición, es parte de nuestra vida, de nuestra necesidad de creatividad y de ser útiles. Cuando cedemos a la ociosidad es mayor el peligro de pecar.
No debemos olvidar que Dios mandó a Su pueblo que trabajara "seis días trabajarás, y al séptimo descansarás"
El perezoso es "desordenado" e "indisciplinado" y si un hombre no quiere trabajar, que tampoco coma.
El Señor Jesús es el ejemplo supremo como Trabajador laborioso. "¡Qué días de duro trabajo fueron los Suyos! ¡Qué noches de oración laboriosa! Tres años de ministerio le envejecieron. "Ni aún tienes cincuenta años", le decían ¿Cincuenta? ¡Solamente tenía treinta!
El creyente trabaja, no sólo para suplir sus propias necesidades, sino para ayudar a otros que están en necesidad.
Aun en la eternidad trabajaremos, ya que en Apocalipsis dice: ...y sus siervos le serviran.