No lo digo porque tenga escasez...
Filipenses 4:11
Es muy revelador el hecho que Pablo tenía una vida llena de fe. Creía que Dios le había llamado a Su servicio, y estaba totalmente convencido de que el Señor cubre los gastos de aquello que manda hacer, la vida de fe es depender sólo de Dios, el siempre proveerá los fondos necesarios para cualquier cosa que desea que hagamos. Cuando vemos que él provee la cantidad exacta en el momento preciso, sin que nosotros hayamos dicho nada a nadie, nuestra fe es grandemente fortalecida. De otro modo, él no recibe la alabanza cuando somos nosotros los que manipulamos las cosas.
Pedir dinero con la presión con que hoy se practica introduce en la obra cristiana una nueva y extraña manera de medir el éxito. Dar a conocer nuestras necesidades a los hombres, directa o indirectamente, representa un abandono de la vida de fe, y una verdadera deshonra a Dios. Es como decir que Dios me ha fallado y que no queda otro recurso que buscar ayuda en mi prójimo. Significa abandonar la fuente viviente y volverse a una cisterna rota. Es colocar a otro entre mi alma y Dios, perdiéndome así una rica bendición, y a Dios la gloria que le es debido, preferiría ser un niño que se confía a su Padre rico, que un pordiosero en la puerta de un hombre mundano.
Filipenses 4:11
Es muy revelador el hecho que Pablo tenía una vida llena de fe. Creía que Dios le había llamado a Su servicio, y estaba totalmente convencido de que el Señor cubre los gastos de aquello que manda hacer, la vida de fe es depender sólo de Dios, el siempre proveerá los fondos necesarios para cualquier cosa que desea que hagamos. Cuando vemos que él provee la cantidad exacta en el momento preciso, sin que nosotros hayamos dicho nada a nadie, nuestra fe es grandemente fortalecida. De otro modo, él no recibe la alabanza cuando somos nosotros los que manipulamos las cosas.
Pedir dinero con la presión con que hoy se practica introduce en la obra cristiana una nueva y extraña manera de medir el éxito. Dar a conocer nuestras necesidades a los hombres, directa o indirectamente, representa un abandono de la vida de fe, y una verdadera deshonra a Dios. Es como decir que Dios me ha fallado y que no queda otro recurso que buscar ayuda en mi prójimo. Significa abandonar la fuente viviente y volverse a una cisterna rota. Es colocar a otro entre mi alma y Dios, perdiéndome así una rica bendición, y a Dios la gloria que le es debido, preferiría ser un niño que se confía a su Padre rico, que un pordiosero en la puerta de un hombre mundano.