Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente
1Corintios 2:14
El hombre natural es aquél que nunca ha nacido de nuevo. No tiene al Espíritu de Dios. No le interesan las verdades espirituales; porque suenan como disparates, no puede entender las verdades espirituales porque éstas pueden entenderse solamente con la iluminación del Espíritu Santo. Hay que enfatizar esto. No se trata únicamente de que el inconverso no quiera entender las cosas de Dios. No puede entenderlas; está impedido por una incapacidad innata. Los científicos, los filósofos y otros profesionales del mundo, cuando hablan de asuntos mundanos, les respetamos como expertos. Pero cuando se atreven a meterse en asuntos espirituales, los consideramos ignorantes e incompetentes para hablar con autoridad.
Aun cuando los hombres sean críticos, eruditos y científicos y sepan todo acerca de rocas, moléculas y gases, son sin embargo enteramente incompetentes para constituirse en jueces del cristianismo y de la Biblia. Por esta razón si se quiere entender las cosa espirituales se tiene que nacer de nuevo, esa es la condición, de otro modo, todo parecerá un disparate.
1Corintios 2:14
El hombre natural es aquél que nunca ha nacido de nuevo. No tiene al Espíritu de Dios. No le interesan las verdades espirituales; porque suenan como disparates, no puede entender las verdades espirituales porque éstas pueden entenderse solamente con la iluminación del Espíritu Santo. Hay que enfatizar esto. No se trata únicamente de que el inconverso no quiera entender las cosas de Dios. No puede entenderlas; está impedido por una incapacidad innata. Los científicos, los filósofos y otros profesionales del mundo, cuando hablan de asuntos mundanos, les respetamos como expertos. Pero cuando se atreven a meterse en asuntos espirituales, los consideramos ignorantes e incompetentes para hablar con autoridad.
Aun cuando los hombres sean críticos, eruditos y científicos y sepan todo acerca de rocas, moléculas y gases, son sin embargo enteramente incompetentes para constituirse en jueces del cristianismo y de la Biblia. Por esta razón si se quiere entender las cosa espirituales se tiene que nacer de nuevo, esa es la condición, de otro modo, todo parecerá un disparate.