No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él . 1 Juan 2:15
El mundo es un reino que se opone a Dios. Satanás es su gobernante, y los incrédulos son sus súbditos. Este reino atrae a los hombres recurriendo a los deseos de los ojos, los deseos de la carne y la vanagloria de la vida. Esta es una sociedad en la que los hombres tratan de alcanzar la felicidad sin Dios y el nombre de Cristo les incomoda. El mundo es un sistema organizado de rebelión, búsqueda de sí mismo y enemistad hacia Dios, tiene sus propias diversiones, política, arte, música, religión, modelos de pensamiento y estilos de vida. Obliga a todos a que se conformen a él y aborrece a aquellos que se le resisten. Cristo murió para librarnos del mundo. Los creyentes no son del mundo, sino enviados a él para testificar contra él, denunciar sus obras y su mal, y para predicar cómo ser salvos de él por medio de la fe en el Señor Jesucristo.
Los cristianos son llamados a caminar separados del mundo. Debemos tener cuidado de nuestras ambiciones y las de nuestros hijos Cuanto más consagrados estemos al Salvador y más dedicados a Su servicio, menor será el tiempo que dispondremos para los placeres y las diversiones de este mundo.
La medida de nuestra devoción a Cristo es la medida de nuestra separación del mundo.
El mundo es un reino que se opone a Dios. Satanás es su gobernante, y los incrédulos son sus súbditos. Este reino atrae a los hombres recurriendo a los deseos de los ojos, los deseos de la carne y la vanagloria de la vida. Esta es una sociedad en la que los hombres tratan de alcanzar la felicidad sin Dios y el nombre de Cristo les incomoda. El mundo es un sistema organizado de rebelión, búsqueda de sí mismo y enemistad hacia Dios, tiene sus propias diversiones, política, arte, música, religión, modelos de pensamiento y estilos de vida. Obliga a todos a que se conformen a él y aborrece a aquellos que se le resisten. Cristo murió para librarnos del mundo. Los creyentes no son del mundo, sino enviados a él para testificar contra él, denunciar sus obras y su mal, y para predicar cómo ser salvos de él por medio de la fe en el Señor Jesucristo.
Los cristianos son llamados a caminar separados del mundo. Debemos tener cuidado de nuestras ambiciones y las de nuestros hijos Cuanto más consagrados estemos al Salvador y más dedicados a Su servicio, menor será el tiempo que dispondremos para los placeres y las diversiones de este mundo.
La medida de nuestra devoción a Cristo es la medida de nuestra separación del mundo.